lunes, 21 de octubre de 2013

**Capitulo 26**


—Entonces, ¿cuándo va a terminar?

—No sabría decirle, señor Kaulitz. Es un gran evento, y Pierre Baudat ha pedido ex profeso que (Tu nombre) esté presente hasta el final.

Tom farfulló algo ininteligible y colgó el teléfono. En las últimas dos semanas, desde que (Tu nombre) se trasladó a vivir con él, apenas habían pasado unas pocas horas juntos. Para su disgusto, ella se levantaba antes que él y volvía tan cansada a casa, que no le quedaba energía para mucho más. Por primera vez, estaba viviendo con una mujer que no estaba a su disposición para complacerle. Incluso, tenía que reconocer que quizás ella tenía más trabajo que él. Aquello no era parte del plan.

Tom frunció el ceño. La cuestión le había estado rondando desde hacía días. ¿Por qué no se había divorciado ya? Ya había conseguido lo que quería y no la necesitaba más. Ella había cumplido su parte del trato.

«¿Trato… no quieres decir chantaje?».

La noche anterior habían tenido una lacónica conversación. Él había hecho un comentario sobre lo tarde que se había quedado trabajando.

—No estarás haciendo esto sólo para evitarme, ¿verdad?

—Claro que no. Se trata de un gran encargo, Tom. No lo hago para molestarte. Si crees que estás desperdiciando el dinero, entonces…

—(Tu nombre) —la advirtió.

Ella había retrocedido hacia la puerta, y él había visto cómo su mano se aferraba en tensión al pomo de la puerta. Habría querido ir y separar sus dedos, hacer que se relajara… en sus brazos.

—Tom, salvo que vayas a llevar esta venganza aún más allá y sabotear mi carrera profesional, entonces no voy a dejarlo.

Él se sorprendió pensando:

«¿De verdad piensa que haría algo así?».

—(Tu nombre), no tengo ningún problema con tu trabajo. Siempre que estés en mi cama cada noche, puedes hacer lo que quieras.

Enojado, de repente tomó su abrigó, salió del despacho y dio órdenes a su secretaria de que cancelase todas las reuniones pendientes. (Tu nombre) lo estaba evitando, y él ya se había cansado.

 

 

(Tu nombre) había notado el cambio de humor en Tom. Sin duda, pensó con amargura, una mujer trabajadora no era parte de su plan. Peor para él, se dijo. Sabía que probablemente estaba trabajando más de la cuenta. En lo referente a tácticas de evasión, era toda una experta. Estaba segura de que el divorcio sería sólo cuestión de tiempo, y entonces podría comenzar a recoger los pedazos de su maltrecho corazón. Porque cada minuto, cada segundo que pasaba con Tom significaba una mayor tristeza.


Cuando (Tu nombre) regresó al apartamento aquella noche, lo primero que hizo fue quitarse los zapatos y apoyarse contra la puerta, aliviada. Gracias a Dios había terminado la gran recepción que había organizado para Pierre Baudat. Oyó un ruido y vio a Tom de pie en la puerta del salón. Tenía la corbata desanudada y la camisa abierta, enseñando el cuello bronceado. El deseo hizo que el cansancio que sentía (Tu nombre) desapareciera y la energía inundara todo su cuerpo.

—¿Qué haces levantado a estas horas? Son casi las tres de la madrugada.

—Te guardé algo de cena —caminó despacio hacia ella.

—Hiciste cena —(Tu nombre) se quedó boquiabierta.

Él continuó acercándose. Ella no tenía escapatoria, ni emocional ni físicamente. Todo lo que sabía era que el hombre que amaba estaba allí, con ella, en ese momento.

Él se encontraba tan cerca, que ella podía sentir el calor de su cuerpo.

—¿Tienes hambre? —puso sus brazos a ambos lados de la cabeza de (Tu nombre).

Ella lo miró y negó con la cabeza, pensando en silencio:

«Sólo de ti».

Él inclinó la cabeza y puso los labios en el hombro de (Tu nombre). Lo besó y lo saboreó con la lengua, hincando suavemente los dientes en él. Ella sintió un pequeño estremecimiento. Luego abrió el broche que sujetaba el vestido y éste cayó bajo su propio peso, dejando los pechos medio desprotegidos ante su hambrienta mirada. Cuando Tom comenzó a chupar un pezón a través de la tela, (Tu nombre) se recostó aún más contra la puerta, atravesada por una corriente de placer que le llegaba hasta su sexo. Se estaba acumulando una fuerza imparable, un deseo que sólo aquel hombre podía apaciguar.

Ella movió la cabeza de Tom hacia atrás y, sujetándola entre sus manos, lo besó frenéticamente. La lengua de ella penetró su boca en busca de la de él, uniéndose las dos en un baile apasionado. A ciegas, empezó a desabrocharle los botones con escaso cuidado. Quería sentir sus pectorales, la suavidad de su piel, la línea de vello que conducía hasta sus pantalones, recorrido que trazó con la mano mientras se besaban. Los dedos de (Tu nombre) se toparon con su cinturón, que abrió sin mirar ni pensar, para seguir a continuación explorando zonas más íntimas, acariciando sus duros glúteos mientras tiraba de él hacia sí.

—(Tu nombre), (Tu nombre) —gimió él contra su boca.

—Te deseo, Tom —susurró ella en respuesta.

Mientras la besaba enfervorizado, le levantó el vestido y le quitó las bragas. Ella ayudó con un movimiento de piernas y, a su vez, le bajó los pantalones y los calzoncillos, que se engancharon durante un segundo en su erección. Él apartó su ropa con impaciencia de una patada, y ella empezó a masturbarlo con entusiasmo.

Tom luchaba por contenerse, y (Tu nombre), exultante, no podía sino disfrutar de aquellos breves momentos en que tenía poder sobre él.

—Para… a menos que quieras…

La levantó con facilidad, y las piernas de (Tu nombre), cuya espalda seguía apoyada en la puerta, no tardaron ni medio segundo en rodear su cintura. Él, con un ágil movimiento, avanzó y la penetró. Ella se agarró de su cuello y reprimió un grito de puro placer.

Una y otra vez él se abrió camino hasta lo más profundo de su ser. Cuando llegó el momento, ambos cuerpos se sacudieron en un violento y apasionado orgasmo. Estaban tan extenuados, que les llevó un largo rato recuperar la energía para retirarse. Ella recostó la cabeza en el hombro de Tom, y él la llevó al dormitorio, abriendo la puerta del baño de una patada.

La bañera estaba llena de agua tibia. (Tu nombre) levantó la cabeza, sorprendida.

—¿Ibas a tomar un baño?

La dejó en el suelo y negó con la cabeza.

—No, era para ti. Le dije a Cécile que me llamase cuando estuvieras a punto de venir.

¿Lo había hecho por ella? No alcanzaba a comprenderlo.

—Iré a calentar la cena —dijo él mientras (Tu nombre) se sumergía en un placentero baño de espuma y burbujas.

Cualquier otro hombre habría parecido ridículo, allí de pie, desnudo salvo por la camisa abierta… pero él no, él parecía viril y masculino.

—Perfecto. Ahora me muero de hambre.

Él se fue, y (Tu nombre) respiró hondo, casi al borde de las lágrimas. ¿Qué es lo que le pasaba? ¿Y a él? ¿Cuánto tiempo más podría soportar esa suerte de delicioso castigo? Intentó relajarse, pero, desorientada por su comportamiento, no lo consiguió del todo.

 

 

Ella devoró un exquisito plato de pastitsio, una variedad griega de lasaña.

—Gracias por hacer la cena. Si mañana quebrara la compañía, no tendrías ningún problema en conseguir un empleo de chef. Podría incluso convertirlo en un reality show —bromeó ella, pero sus palabras cayeron en el vacío. Estaba en otro sitio.

—Perdona, ¿qué dijiste?

—Nada, que gracias por la cena.

Él se acercó y habló sin pensar.

—Trabajas demasiado.

—Viniendo de alguien que piensa que las relaciones públicas no hacen otra cosa que drogarse y estar de fiesta, es todo un halago —ella intentó sonreír de forma burlona, pero no fue capaz. Se sentía confusa. Les envolvía una energía extraordinaria.

—Creo que voy a tener que… —Tom no terminó la frase, y (Tu nombre) notó cómo se quedaba blanco—. Vamos a la cama —dijo, tomándola de la mano.

Incapaz de dormir, Tom se quedó durante mucho rato con los ojos abiertos. Se sentía desconcertado por lo que, sin preámbulo de ningún tipo, sin aviso previo, había estado a punto de decir.

«Voy a tener que dejarte embarazada…».

Algo le estaba sucediendo. Su interés porque no trabajase tanto y pasar más tiempo con ella, el baño, la cena… Había estado actuando por impulsos, pero no quería saber qué es lo que había detrás de esos impulsos. Sabía lo que tenía que hacer.
 
Chicas.... aquí un nuevo capi... hay falta tan poco para el final.. yo creo que dos o tres capítulos mas y se acaba la ficc u.u espero les guste este capi...
Las Quiero
Bye =D

3 comentarios:

  1. *o* me encanto el capitulo!! Tom detrás de esos impulsos hay amor ¬u¬
    que pena que falte poco para el final D: nunca quiero que tus fics se acaben
    bueno, bye cuidate y espero el próximo ;)

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  2. O.o ahora Tom la quiere embarazar!! Me encantaaaa esta buenizimaaa aunq no quiero acabe si quiero saber el final de está hermosa fic..

    Siguelaaa prontooo..
    Bye cuidate :)

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