martes, 12 de noviembre de 2013

**Capitulo 29** (Final)


(Tu nombre) dejó caer el teléfono, y Thea apareció por la esquina.

—¿Sonó el teléfono?

—Se equivocaron de número —sólo la miró fugazmente.

(Tu nombre) subió al dormitorio y comenzó a recoger sus cosas. Debía marcharse inmediatamente, antes de que Tom regresara. Tomaría un vuelo a París e, incluso, un tren a Londres por unos días, algún lugar donde él no pudiera encontrarla. No podía creer que hubiera estado tan cerca de decirle… de decirle todo.

Se puso una mano temblorosa en la tripa. Afortunadamente no le había contado que estaba embarazada.

La puerta se abrió. Era Tom.

—(Tu nombre), ¿por qué no te quedaste abajo? —entró y se contestó él mismo—. No importa. Tengo que decirte que… —se detuvo en seco al ver la expresión de (Tu nombre). Estaba muy pálida. Preocupado, se acercó aún más, pero no llegó a tocarla.

—¿Qué sucede, (Tu nombre)? ¿Has tenido otro ataque? —al ver la maleta de (Tu nombre) en la cama le cambió la cara—. ¿Qué es lo que pasa?

(Tu nombre) se puso de pie, obligándole a retroceder ligeramente.

—Quiero irme a casa, Tom. Como te dije anoche, ya he tenido suficiente.

—(Tu nombre), ¿qué diablos pasa? —insistió, agarrándola de los brazos.

Ella se rió, y cuando él la miró a los ojos y no vio vida en ellos sintió pavor.

—Tom, sabes perfectamente lo que pasa. Los dos debemos pasar página. Por favor —trató de soltarse los brazos—, deja que me vaya.

—No hasta que me cuentes qué es lo que ha pasado. Cuando me marché estabas tranquilamente sentada.

(Tu nombre) tembló ante su mirada.

—Tu abogado llamó por teléfono.

—¿Qué es lo que dijo? —preguntó, apretando aún más los brazos a (Tu nombre).

—Sólo que lo llames.

—No te creo.

—De acuerdo —llena de rabia, se decidió a hablar—. Dijo que, si quieres tu divorcio exprés, tendrás que firmar algunos papeles en cuanto regreses a París.

Tom no reaccionó, mantuvo la calma.

—¿Y por qué te molesta esto tanto, (Tu nombre)? ¿Acaso no es lo que también querías? ¿Lo que me imploraste anoche?

—Por supuesto que sí. Es lo que más quiero en el mundo. Deja que me vaya —insistió.

—Te dejaré ir, (Tu nombre), pero sólo después de que me hayas escuchado. Voy a preguntarte algo y, si después aún quieres irte, no seré yo quien te lo impida.

(Tu nombre) no podía hacer otra cosa. Se sentó en la cama, pensando que enseguida podría marcharse.

Él la sorprendió al arrodillarse ante ella. Ella se iba a levantar, pero las manos de él en sus rodillas se lo impidieron.

—(Tu nombre), maldita sea, quédate quieta. Deja de luchar conmigo durante un segundo.

Ella no daba crédito: a Tom le temblaban las manos.

—(Tu nombre), nunca he hecho nada parecido en mi vida. Todo esto es nuevo para mí, y me ha llevado un tiempo descubrir lo que estaba pasando. Desde que te vi aquella noche en el Ritz, te deseé con una pasión que nunca he sentido antes —el modo en que la estaba mirando… no podía ser… debía de ser alguna cruel broma.

—Tom…

—(Tu nombre) —la interrumpió—, estoy en medio de la cosa más difícil que he hecho nunca —y continuó—: Obligarte a que te casaras conmigo fue la estúpida reacción al deseo que sentía. Mi abogado podría haber arreglado una boda con otra mujer, pero yo quería casarme contigo —mientras hablaba, no apartaba los ojos de ella—. Desde el primer día no te ajustaste a lo que yo esperaba. Y cuando dormimos juntos… Bueno, jamás he experimentado algo tan intenso, y no sólo la primera vez, sino todas.

(Tu nombre) se puso colorada y presintió que algo de vital importancia estaba a punto de suceder.

—La razón por la que me ausenté hace un rato es porque tenía que recoger algo. Después de pasar toda la noche pensando, esta mañana fui a Atenas a por esto…

Sin dejar de mirarla ni un solo instante, sacó del bolsillo de sus pantalones una pequeña caja. La abrió ante (Tu nombre). Allí, en una caja de terciopelo, había un anillo, una aguamarina rodeada de pequeños diamantes, imponente en su sencilla belleza. Ella se quedó con la boca abierta, contemplándolo sin acabar de creer lo que veía. Él lo extrajo de la caja y se lo puso en el anular.

—(Tu nombre) Demarchis, ¿quieres casarte conmigo?

—Pero… pero… —su boca se abría y cerraba como la de un pez.

—(Tu nombre), por favor —él estaba otra vez pálido—, di que sí.

Él le separó las piernas para acercarse más y poder tomar su cara entre las manos. Ella podía sentir cómo su propio cuerpo respondía a la proximidad de Tom.

—¿Olvidé mencionar que te amo?

Ella no se podía mover. Se encontraba en un estado de profunda conmoción.

—(Tu nombre), te amo —la besó en la frente—. Te amo —la besó en la mejilla—. Te amo —la besó en la otra mejilla—. Te amo —se quedó mirándola a los ojos durante una eternidad hasta que ella pudo leer la verdad en los suyos. Entonces él la besó en los labios, en la boca, en el alma, tan dulcemente y con tanta pasión, que ella se sintió como drogada. ¿Podía creérselo? ¿O era ésa la venganza última y más cruel de todas?

Cuando finalmente él se retiró, (Tu nombre) abrió sus asombrados ojos. Él la miraba intensamente.

—Di algo —rogó él.

Ella podía sentir las lágrimas.

—Yo no… ¿Cómo puedo creerte? Después de todo lo que ha pasado, tú no…

(Tu nombre) tragó saliva, tenía la respiración entrecortada. La magnitud del momento, el sentimiento de estar al borde del precipicio… Él la estaba pidiendo que lo hiciera de nuevo, que le abriera las puertas de su corazón de par en par. Y ella no sabía si podría hacerlo.

—Amor mío, vas a tener que confiar en mí. No quiero hacerte daño. No quiero que nadie te haga daño nunca más. Confía en mí. Por favor.

Ella buscó su cara, sus ojos. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Finalmente habló.

—Estuve enamorada de ti hace mucho tiempo… cuando fui a ti aquella noche, estaba segura de que te amaba con toda mi alma…

—Y yo te rechacé —la interrumpió él, acongojado.

¿Tan terrible había sido la herida que ahora ya no podría amarlo?

—(Tu nombre)…

—Espera —de pronto su voz sonaba más fuerte. Incluso si aquello era alguna suerte de cruel castigo, no podía seguir ocultando la verdad, ni a él ni a ella misma. Tenía que confiar en él—. Yo era joven y muy ingenua, pero no lo lamento. Fue valiente por mi parte, a pesar de las dramáticas consecuencias —respiró profundamente—. Lo haría otra vez si tuviera la oportunidad, y lo haré ahora —permaneció callada durante un largo segundo, y entonces añadió con total sinceridad—: Tom, te amo.

Ella levantó su mano y le besó en la palma. Luego tomó su cabeza y lo besó en los labios.

—Te amo, Tom Kaulitz, y nada en el mundo me haría más feliz que ser tu mujer —había dado el paso.

Estaban exultantes, felices. Él se levantó y la estrechó en sus brazos con tanta pasión, que (Tu nombre) no quería que ese momento terminase nunca. El anillo parpadeó en su dedo, y ella lo miró.

—Pero… ya estamos casados. ¿Cómo podemos…?

—Quiero que demos tres vueltas alrededor de un altar, en una iglesia, para simbolizar nuestro viaje juntos, desde cuando nos conocimos hasta el fin de nuestros días… juntos.

Ella asintió, entre lágrimas, uniendo su boca con la de él.

Después, cuando ambos yacían en los brazos del otro entre sábanas revueltas, (Tu nombre) miró a Tom.

—Hay algo que tengo que decirte.

—¿De qué se trata?

Ella abrió la boca, pero se detuvo, temerosa de que tal vez fuera demasiado pronto, de que él no estuviera preparado. No quería que aquel amor se evaporase ante sus ojos.

—¿(Tu nombre)? —la miró, preocupado.

Tenía que volver a confiar en él. Tomó una bocanada de aire y se lanzó.

—Estoy embarazada. Estaba tomando la píldora, pero cambié justo antes de encontrarnos —era consciente de que estaba empezando a balbucear—. Por eso anoche insistía en el divorcio. No podía soportar la idea de un matrimonio sin amor si lo descubrías…

Durante un momento, él permaneció sin reaccionar, y luego algo poderoso se movió en su interior. Puso la mano en el vientre de (Tu nombre). Ella estaba nerviosa.

—¿Estás…?

—¿Es demasiado pronto? —preguntó, preocupada.

El negó con la cabeza, incapaz de hablar durante unos instantes. Que (Tu nombre) lo amase era el colmo de la felicidad, y ahora eso; nada le hacía más feliz en el mundo.

—Nosotros… vamos a tener un bebé.

Inclinó la cabeza y le dijo todo lo que necesitaba saber con su beso.

Chicas -.- este es el último capi de la ficc... lo hubiese subido antes...pero e tenido mucho trabajo...esta semana les subo el epílogo.. espero le haya gustado
bye =D

3 comentarios:

  1. Waaaaaaaa :( se acabo! Que bello *-* omg no me esperaba esto *-* oh god *-* que emoción que lundo Tom que buen final :D

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  2. nooooooooooo!!! el ultimo D: oooouuu.... u.u.... bueno, la historia me gusto muchisimo!! y el final estuvo hermosisisimo!! ese Tom es un amor <3 es una lastima que ya haya acabado, espero el epilogo y emm... ¿subiras otra historia? y ¿seguiras la otra? me gustan mucho tus fics! :D
    saludos, te cuidas, nos leemos ;)

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  3. Awww que hermosa hiatoriaa!! Me encantooo Tom al final se rindio al amor.. Gracias por compartirla :) esperare el epilogo .. Cuidate

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