(Tu nombre) se abrió
paso entre la multitud. Estiró el cuello, buscando a su tío. Cuando finalmente
lo localizó, se acercó y le dio un beso en la mejilla.
—Lo siento, Alexei, me
entretuve con el trabajo.
—No importa, cielo. Deja
que te invite a tomar algo.
A (Tu nombre) le pareció
que su tío estaba algo nervioso. Hablaba de forma acelerada y evitaba su
mirada.
—Alexei…
De pronto, él la empujó
detrás de una planta e intentó ocultarla con su cuerpo.
—¿Alexei…? —susurró (Tu
nombre). Sabía que su tío era un tanto dado al teatro, pero aquello era
ridículo. Estaba actuando como si estuvieran en una mala película de espías—.
¿Qué diablos te sucede? —ella dibujó una amplia sonrisa y le susurró al oído—:
¿Nos estamos escondiendo de tu amante?
Él se volvió.
—(Tu nombre) Demarchis,
tú sabes que yo nunca me fijaría en otra mujer.
—Estoy bromeando —le
puso la mano en el hombro en un gesto tranquilizador—, pero estás actuando de
forma muy extraña. ¿Crees que puedo dejar de ocultarme detrás de esta planta?
Él se puso pálido. (Tu
nombre) no pudo disimular un gesto de preocupación.
—¿Qué ocurre? Me estás
asustando.
—(Tu nombre) —la miró de
nuevo y se aflojó la corbata—. Alguien está aquí… alguien que no has visto en
mucho tiempo… alguien…
—¿Quién? —preguntó ella,
algo irritada.
Su tío evitó responder
la pregunta.
—Intenté llamarte al
teléfono móvil hace un instante, pero no conseguí comunicar, y luego me
entretuvieron y no pude impedir que entraras antes de…
Ella intentó ser
razonable y paciente.
—¿Antes de qué? Alexei,
¿por qué no querías que entrase? —vio cómo su tío tragaba saliva.
—Porque… bueno, porque… Tom
Kaulitz está aquí.
«Tom Kaulitz», repitió
ella para sí.
El ruido de la sala se
convirtió en un zumbido en los oídos de (Tu nombre). Apenas era consciente de
cuanto la rodeaba. Notó cómo se le paralizaban los brazos y las piernas. Se le
habría caído el vaso de no ser porque su tío lo atrapó a tiempo.
«Tom Kaulitz». Sólo era
un nombre, se dijo a sí misma. Sólo un nombre, asociado a alguien muy famoso,
muy rico, muy atractivo y muy influyente. Alguien que pertenecía a un mundo
completamente distinto al suyo. Y, no obstante, era un nombre imposible de
olvidar; el nombre de alguien que una vez había formado parte de su vida, casi
como un miembro más de su familia. Nunca se hubiera imaginado que tendría que
encontrarse de nuevo con aquel hombre. Y ahora él estaba allí, en algún lugar,
tal vez a tan sólo unos pasos. Se sintió atenazada por el pánico. Su tío, que
la tenía sujeta por las manos, la estaba mirando. Ella, completamente pálida,
hizo un esfuerzo por regresar a la realidad.
—(Tu nombre), cariño, lo
siento mucho. La cosa es que no puedes estar aquí. Si él te ve…
Ella asintió, despacio,
sin ni siquiera estar segura de por qué lo hacía, fijándose únicamente en las
palabras: «si él te ve». No quería imaginarse ni por un instante cómo podría
ser su reacción, ni qué aspecto tendría ahora, visto en persona.
Se sentía consternada
por no sentir, simplemente, una curiosidad razonable, por darle excesiva importancia
al hecho de coincidir en el mismo lugar con él y por preocuparse tanto de si se
encontrarían cara a cara. Estaba sorprendida y asustada por la intensidad de su
propia reacción, por la emoción a flor de piel después de todo el tiempo
transcurrido. Nunca se había imaginado que todo aquello siguiera aún latente.
«Sólo fue un beso, por
el amor de Dios», pensó, poco más que un beso. Sin embargo, había conducido a
mucho más. (Tu nombre) se enojó consigo misma por no haberlo superado, pero
entonces recordó con un repentino malestar que sin su estúpida intervención Tom
nunca habría roto su compromiso con la mujer que amaba. ¿Cómo podría él haber
olvidado que ella había sido la responsable del fracaso del llamado matrimonio
de la década?
Su tío estaba cada vez
más inquieto.
—(Tu nombre), no te
había querido decir nada hasta ahora porque temía que te fuera a disgustar. He
vuelto a hacer negocios con él, aunque sólo después de que tus padres murieran,
claro está. Ya sé que tu padre no lo habría aprobado, pero tenía que hacerlo.
No tenía a nadie a quien recurrir, y cuando me concedió una cita… —soltó una
breve carcajada nerviosa—. ¡A mí! Una cita. Parece que está dispuesto a olvidar
el pasado, conmigo al menos. Ahora bien, de haberse tratado de tu padre, habría
sido muy diferente… —se dio cuenta de que empezaba a tartamudear, y sujetó con
más fuerza las manos de (Tu nombre)—. Pero si te viera…
Su tío se refería, claro
está, al escándalo que sacudió Grecia durante semanas. La prensa se había
cebado en la historia de Tom Kaulitz, aprovechándose de la joven hija del amigo
de la familia. Justo cuando él estaba a punto de comprometerse con Ria
Kyriapolous. Y aunque (Tu nombre) había hecho todo lo que estaba en su mano por
defenderlo, nadie la había escuchado. Era demasiado golosa la tentación de
representarlo como un villano y a ella como una pobre víctima inocente. Más
inútil aún había sido el intento de (Tu nombre) por demostrar su propia
inocencia en relación a la foto y a la historia que contaba la prensa. Sólo recientemente
ella había descubierto quién había sido el verdadero culpable de todo. Por
supuesto, la polémica se había evaporado hacía mucho. Además, desde la muerte
de su abuela al verano siguiente, (Tu nombre) sólo había regresado a Grecia en
un par de ocasiones, y nunca se había vuelto a topar con Tom.
El exagerado miedo de su
tío la trajo de vuelta a la realidad. Sin duda, estaba preocupado de que todo
su negocio se fuera a pique si Tom la veía y decidía vengarse.
—Alexei, de veras, no me
importa qué tengas con él. Mira, yo me voy. Créeme, tengo tan pocas ganas de
verlo como él debe de tenerlas de verme a mí. «Mentirosa. Te encantaría ver
cómo ha cambiado después de todo este tiempo», pensó. El pulso se le aceleró
con sólo pensarlo. Estaba a punto de abrirse la caja de Pandora, y (Tu nombre)
no podía hacer nada para impedirlo. Tenía que salir de allí lo antes posible,
así que dio un beso a su tío en la mejilla y se despidió.
—Te llamaré mañana, así
podremos hablar con más tranquilidad.
Él asintió con alivio, y
(Tu nombre) salió deprisa, con la cabeza gacha, sin mirar a izquierda o
derecha, atenta sólo a abrirse paso entre la gente.
Casi en la puerta, tuvo
que evitar a una camarera que llevaba una bandeja llena, y se chocó con la
espalda de alguien. Ambos se giraron, y (Tu nombre) reconoció con espanto a un
hombre muy alto y fuerte, con el cabello negro a la altura del cuello. Se le
puso la piel de gallina y se preguntó cómo no había sido capaz de presentir el
peligro. Al contrario, parecía que alguna fuerza maligna la había empujado
directamente hacia la boca del lobo. Estaba paralizada.
Chicas... Siii era TN la persona que Tom vio.. y mañana ya verán el encuentro que tendrán ... espero les guste.. y subiré capi en la otra ficc..
Cuidence
Las Quiero
Bye =)
Me encanta, me encanta, estoy tan emocionada. Espero con ansias :p
ResponderEliminarespero tom no sea tan malo con ella. Saludos!
Awwww Dios justoo ya se chocaron!!
ResponderEliminar*.* sii tienr q ser Tom..
Siguelaa pporfaa .. Ahora me paso a la otra fuc xD