miércoles, 24 de julio de 2013

**Capitulo 5**


(Tu nombre) se abrió paso entre la multitud. Estiró el cuello, buscando a su tío. Cuando finalmente lo localizó, se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Lo siento, Alexei, me entretuve con el trabajo.

—No importa, cielo. Deja que te invite a tomar algo.

A (Tu nombre) le pareció que su tío estaba algo nervioso. Hablaba de forma acelerada y evitaba su mirada.

—Alexei…

De pronto, él la empujó detrás de una planta e intentó ocultarla con su cuerpo.

—¿Alexei…? —susurró (Tu nombre). Sabía que su tío era un tanto dado al teatro, pero aquello era ridículo. Estaba actuando como si estuvieran en una mala película de espías—. ¿Qué diablos te sucede? —ella dibujó una amplia sonrisa y le susurró al oído—: ¿Nos estamos escondiendo de tu amante?

Él se volvió.

—(Tu nombre) Demarchis, tú sabes que yo nunca me fijaría en otra mujer.

—Estoy bromeando —le puso la mano en el hombro en un gesto tranquilizador—, pero estás actuando de forma muy extraña. ¿Crees que puedo dejar de ocultarme detrás de esta planta?

Él se puso pálido. (Tu nombre) no pudo disimular un gesto de preocupación.

—¿Qué ocurre? Me estás asustando.

—(Tu nombre) —la miró de nuevo y se aflojó la corbata—. Alguien está aquí… alguien que no has visto en mucho tiempo… alguien…

—¿Quién? —preguntó ella, algo irritada.

Su tío evitó responder la pregunta.

—Intenté llamarte al teléfono móvil hace un instante, pero no conseguí comunicar, y luego me entretuvieron y no pude impedir que entraras antes de…

Ella intentó ser razonable y paciente.

—¿Antes de qué? Alexei, ¿por qué no querías que entrase? —vio cómo su tío tragaba saliva.

—Porque… bueno, porque… Tom Kaulitz está aquí.

«Tom Kaulitz», repitió ella para sí.

El ruido de la sala se convirtió en un zumbido en los oídos de (Tu nombre). Apenas era consciente de cuanto la rodeaba. Notó cómo se le paralizaban los brazos y las piernas. Se le habría caído el vaso de no ser porque su tío lo atrapó a tiempo.

«Tom Kaulitz». Sólo era un nombre, se dijo a sí misma. Sólo un nombre, asociado a alguien muy famoso, muy rico, muy atractivo y muy influyente. Alguien que pertenecía a un mundo completamente distinto al suyo. Y, no obstante, era un nombre imposible de olvidar; el nombre de alguien que una vez había formado parte de su vida, casi como un miembro más de su familia. Nunca se hubiera imaginado que tendría que encontrarse de nuevo con aquel hombre. Y ahora él estaba allí, en algún lugar, tal vez a tan sólo unos pasos. Se sintió atenazada por el pánico. Su tío, que la tenía sujeta por las manos, la estaba mirando. Ella, completamente pálida, hizo un esfuerzo por regresar a la realidad.

—(Tu nombre), cariño, lo siento mucho. La cosa es que no puedes estar aquí. Si él te ve…

Ella asintió, despacio, sin ni siquiera estar segura de por qué lo hacía, fijándose únicamente en las palabras: «si él te ve». No quería imaginarse ni por un instante cómo podría ser su reacción, ni qué aspecto tendría ahora, visto en persona.

Se sentía consternada por no sentir, simplemente, una curiosidad razonable, por darle excesiva importancia al hecho de coincidir en el mismo lugar con él y por preocuparse tanto de si se encontrarían cara a cara. Estaba sorprendida y asustada por la intensidad de su propia reacción, por la emoción a flor de piel después de todo el tiempo transcurrido. Nunca se había imaginado que todo aquello siguiera aún latente.

«Sólo fue un beso, por el amor de Dios», pensó, poco más que un beso. Sin embargo, había conducido a mucho más. (Tu nombre) se enojó consigo misma por no haberlo superado, pero entonces recordó con un repentino malestar que sin su estúpida intervención Tom nunca habría roto su compromiso con la mujer que amaba. ¿Cómo podría él haber olvidado que ella había sido la responsable del fracaso del llamado matrimonio de la década?

Su tío estaba cada vez más inquieto.

—(Tu nombre), no te había querido decir nada hasta ahora porque temía que te fuera a disgustar. He vuelto a hacer negocios con él, aunque sólo después de que tus padres murieran, claro está. Ya sé que tu padre no lo habría aprobado, pero tenía que hacerlo. No tenía a nadie a quien recurrir, y cuando me concedió una cita… —soltó una breve carcajada nerviosa—. ¡A mí! Una cita. Parece que está dispuesto a olvidar el pasado, conmigo al menos. Ahora bien, de haberse tratado de tu padre, habría sido muy diferente… —se dio cuenta de que empezaba a tartamudear, y sujetó con más fuerza las manos de (Tu nombre)—. Pero si te viera…

Su tío se refería, claro está, al escándalo que sacudió Grecia durante semanas. La prensa se había cebado en la historia de Tom Kaulitz, aprovechándose de la joven hija del amigo de la familia. Justo cuando él estaba a punto de comprometerse con Ria Kyriapolous. Y aunque (Tu nombre) había hecho todo lo que estaba en su mano por defenderlo, nadie la había escuchado. Era demasiado golosa la tentación de representarlo como un villano y a ella como una pobre víctima inocente. Más inútil aún había sido el intento de (Tu nombre) por demostrar su propia inocencia en relación a la foto y a la historia que contaba la prensa. Sólo recientemente ella había descubierto quién había sido el verdadero culpable de todo. Por supuesto, la polémica se había evaporado hacía mucho. Además, desde la muerte de su abuela al verano siguiente, (Tu nombre) sólo había regresado a Grecia en un par de ocasiones, y nunca se había vuelto a topar con Tom.

El exagerado miedo de su tío la trajo de vuelta a la realidad. Sin duda, estaba preocupado de que todo su negocio se fuera a pique si Tom la veía y decidía vengarse.

—Alexei, de veras, no me importa qué tengas con él. Mira, yo me voy. Créeme, tengo tan pocas ganas de verlo como él debe de tenerlas de verme a mí. «Mentirosa. Te encantaría ver cómo ha cambiado después de todo este tiempo», pensó. El pulso se le aceleró con sólo pensarlo. Estaba a punto de abrirse la caja de Pandora, y (Tu nombre) no podía hacer nada para impedirlo. Tenía que salir de allí lo antes posible, así que dio un beso a su tío en la mejilla y se despidió.

—Te llamaré mañana, así podremos hablar con más tranquilidad.

Él asintió con alivio, y (Tu nombre) salió deprisa, con la cabeza gacha, sin mirar a izquierda o derecha, atenta sólo a abrirse paso entre la gente.

Casi en la puerta, tuvo que evitar a una camarera que llevaba una bandeja llena, y se chocó con la espalda de alguien. Ambos se giraron, y (Tu nombre) reconoció con espanto a un hombre muy alto y fuerte, con el cabello negro a la altura del cuello. Se le puso la piel de gallina y se preguntó cómo no había sido capaz de presentir el peligro. Al contrario, parecía que alguna fuerza maligna la había empujado directamente hacia la boca del lobo. Estaba paralizada.
 
 
Chicas... Siii era TN la persona que Tom vio.. y mañana ya verán el encuentro que tendrán ... espero les guste.. y subiré capi en la otra ficc..
Cuidence
Las Quiero
Bye =)

2 comentarios:

  1. Me encanta, me encanta, estoy tan emocionada. Espero con ansias :p
    espero tom no sea tan malo con ella. Saludos!

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  2. Awwww Dios justoo ya se chocaron!!
    *.* sii tienr q ser Tom..
    Siguelaa pporfaa .. Ahora me paso a la otra fuc xD

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