miércoles, 31 de julio de 2013

**Capitulo 9**


(Tu nombre) tuvo que hacer un esfuerzo para no echar la silla hacia atrás. Presentía que estaba metida en algo grande, pero que no tenía ni idea de qué se trataba. Se sentía como una mosca atrapada en una tela de araña, y no le gustaba. Y menos aún cuando Tom le sonrió como una araña hambrienta.

—Cuéntame, ¿cómo has acabado viviendo aquí en París? —preguntó él en tono afable—. ¿No fuiste a la universidad en Inglaterra?

Ella asintió despacio con la cabeza, dispuesta a reprimir el miedo que sentía, a no mostrarse intimidada. Pero a pesar de todo, no tuvo ninguna dificultad en expresarse.

—Tras la muerte de mis padres, quería alejarme de Londres. Siempre me ha encantado París. Había pasado un año aquí aprendiendo francés durante mis estudios de Empresariales. Parecía una salida clara. Contaba con el dinero de la herencia, y monté nuestra pequeña empresa. Enseguida nos hicimos un hueco al dedicarnos a las relaciones públicas para las compañías inglesas que deseaban establecerse aquí y, viceversa, para las empresas francesas interesadas en Londres.

Tom recordó la rápida investigación que había efectuado aquel mismo día sobre (Tu nombre). Había descubierto innumerables fotografías suyas en diferentes eventos sociales, y en todas (Tu nombre) parecía ser el alma de la fiesta. Aunque su apariencia en el restaurante parecía indicar otra cosa, pues su ropa no podía ser menos llamativa, en realidad ésta no contribuía precisamente a disimular las curvas que tanto habían llamado la atención de Tom la otra noche.

Y a pesar de que ella no había tomado nada de alcohol, él no tenía la menor duda de que en aquellas fiestas sí lo hacía. Tom comenzó a sentir una rabia difusa, una nebulosa sensación de frustración, pero se esforzó por ser cortés. Al menos por el momento.

—No sólo te has hecho un hueco, como dices, en el negocio de las relaciones públicas. Leí en la prensa financiera que tu compañía había sido galardonada con el premio a la mejor nueva pequeña empresa del año. Eso es un gran logro.

(Tu nombre) estaba muy sorprendida por aquellos halagos y se encogió de hombros con modestia.

—Como dije, entramos en el momento adecuado. Con el túnel bajo el Canal de la Mancha, Inglaterra nunca ha estado tan cerca de Francia, y mucha gente está aprovechándose de ello. Yo soy una de tantos.

—Sí, pero no todo el mundo triunfa. No hay duda de que tienes los genes de los Demarchis.

—Que no son nada comparados con los genes de los Kaulitz —repuso ella con una sonrisa irónica mientras comenzaba a sentirse algo más relajada.

Sorprendida de su propia sonrisa, enseguida frunció los labios. Era consciente de que bajar la guardia suponía entrar en un territorio muy peligroso.

—Es posible —la mirada de Tom descendió hasta su boca.

Aquella repentina sonrisa también le había pillado desprevenido. Era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en apresar aquel labio inferior entre los suyos, explorar esa exuberante y almohadillada suavidad, separarles dulcemente con su lengua.

Aliviado, vio cómo el encargado del restaurante se acercaba a la mesa.

—Señor Kaulitz, siento molestarle. ¿Tomarán otra bebida aquí o desean pasar ahora a su mesa?

Se levantó con la agilidad de una gran pantera, lo que hizo que (Tu nombre) se estremeciera.

—Ahora, Pierre. Gracias por esperar.

Aguardó a que (Tu nombre) se levantara para ir detrás de ella. Tuvo que reprimir un repentino deseo de poner las manos en las curvas de sus caderas, de sentir su balanceo contra su mano, de explorar el roce de la seda de la camisa sobre su piel. Se fijó en el brillo de su cabello, más largo por detrás de lo que se había imaginado. Los revoltosos rizos de la juventud habían sido reemplazados por una suave ondulación.

Aquel paralizante aburrimiento se había disipado definitivamente. Por primera vez en mucho tiempo miraba el futuro con ilusión.

 

—¿Está bueno? –preguntó él.

(Tu nombre) lo miró con cautela mientras él se repantigaba en el asiento. Resultaba evidente que Tom se encontraba en su salsa en el suntuoso ambiente de aquel famoso restaurante. Les Ambassadeurs. Ella había oído que éste era el hotel en el que cada año se celebraba un exclusivo baile en el que veinticuatro privilegiadas jóvenes de todo el mundo, entre los quince y los diecinueve años de edad, hacían su presentación en sociedad. (Tu nombre) sintió un escalofrío cuando se acordó de cómo era con dieciocho años.

Ella asintió con la cabeza y, habiéndoselo terminado todo, dejó los cubiertos sobre el plato. Un suave rubor coloreó sus mejillas. ¿Por qué tuvo que comer de aquella manera? Él debía de sentir asco ante el modo como había engullido. El lugar de quitarle el apetito, la tensión le hacía comer más, y no le gustaba nada que se lo recordaran. Después de todo, no hacía tanto tiempo que había dejado de ser una chica regordeta.

—Espectacular —respondió, enérgica, con una resplandeciente sonrisa—. Como recordarás, nunca me ha faltado el apetito.

Él recorrió el cuerpo de ella con su mirada, o lo que podía ver del mismo. En concreto, hasta donde su cintura se curvaba antes de ensancharse de nuevo a la altura de sus caderas. Y lo que contemplaba le estaba resultando una provocadora invitación.

(Tu nombre) sintió cómo subía su temperatura corporal bajo la presión de aquella mirada, lo que le hizo lamentar el haber atraído su atención. Recordó la malintencionada pulla que le lanzó días atrás cuando él sugirió que ella había pasado por un quirófano para hacerse algún retoque. Afortunadamente, él dejó de mirarla así para mirarla directamente a los ojos.

—Parece que sigues siendo tímida. Tal vez eras un poco rechoncha, pero ¿qué adolescente no pasa por eso?

«¡Rechoncha!».

(Tu nombre) volvió a sentirse humillada cuando recordó lo apasionada que había sido aquella noche en el patio, con qué intensidad había deseado a Tom, pero también qué torpes y desmañadas habían sido sus maneras; cómo, por una vez en su vida, había sido completamente ajena a todo lo que no fuera ese raudal de sensaciones que se había apoderado de ella; cómo había creído poder despertar en él los mismos sentimientos. Quería cerrar los ojos, dejar de verlo.

—Tom, creo que deberías contarme…

—No, aún no –la interrumpió de nuevo, haciendo caso omiso de su súplica.

Ella se acobardó un poco ante el severo tono de sus palabras, y él pareció darse cuenta.

—Dime, (Tu nombre), ¿por qué sentiste la necesidad de contar aquellas cosas sobre nuestras conversaciones? ¿No bastaba con publicar la foto?

Se puso roja como un tomate. Para cuando se enteró de cómo habían abusado de su propia confianza de una manera tan abominable, ya había sido demasiado tarde. ¿Y entendería él lo que era ser una chica adolescente completamente enamorada? ¿Cómo ella simplemente había confiado en alguien con quien pensaba que podía contar? Por supuesto que no. Tal vez pudiera el Tom que ella había conocido hacía largo tiempo… pero el hombre que tenía ante ella, no.

Se alegró de no haber dicho nada sobre Eleni, de no contar la verdad. Dada la situación de su prima, no era fácil utilizarla para justificarse. Lo que tenía que hacer era averiguar qué era lo que él quería, porque no había ninguna duda de que buscaba algo.

(Tu nombre) endureció su corazón. No tenía más remedio. Las conversaciones que él había mencionado habían pertenecido a otra época, a un tiempo más inocente cuando ella había creído que ambos compartían inquietudes y forma de ser. Pero cuando su padre murió y él se hizo cargo de la empresa naviera, él cambió. Bajo su dirección, la compañía multiplicó de forma exponencial sus beneficios. Aquélla no era la misma persona que algún tiempo antes le había confesado su interés por estudiar Arte. Estaba claro que le había tentado más la oportunidad de ganar dinero, muchísimo dinero, y eso lo había cambiado.

—No lo hice. No fue como tú piensas —respondió ella torpemente.

Él se inclinó hacia delante. Su cara tenía una expresión severa.

—Ah, ¿y entonces cómo fue, (Tu nombre)?

Aquello ya era distinto. Tom estaba enojado, manifestaba su odio. (Tu nombre) sintió algo de alivio. Al menos podía lidiar con eso. Ella lo miró sin amedrentarse.

—Nunca tuve la intención de hacerte daño, Tom. Puedes creer lo que quieras. Aquel día ya te formaste una opinión.

—No me hiciste daño, (Tu nombre) —dijo en tono burlón—, pero con tus acciones imprudentes y crueles, causaste verdaderos estragos.

No era fácil para (Tu nombre) oír aquello. No había sido cruel a propósito. Pero él tenía razón: había sido imprudente. No podía llevarle la contraria en ese punto.

—Tu tío Alexei… —no terminó la frase. Aquel rápido cambio de tema le pilló desprevenida. Parecía como si estuviera jugando con ella a algún tipo de arte marcial mental.

Inmediatamente ella se puso en guardia.

—¿Qué pasa con él?

—He oído que está atravesando por algunas dificultades —Tom se encogió de hombros como quitándole importancia.

Una sensación de culpa invadió a (Tu nombre). Recordó de pronto las palabras de su tío la otra noche, cuando mencionó que había tenido que ponerse en contacto con Tom. No se le había ocurrido preguntarle sobre el asunto.

—¿Qué clase de dificultades? —dejándose llevar por la cólera que sentía en ese momento hacia Tom, picó en el anzuelo. Él estaba sacando provecho de cada momento de la cena, y ella tenía los nervios a flor de piel.

—Nada que no se pueda resolver con una inyección de unos cuantos millones de euros.

(Tu nombre) intentó evitar que su rostro delatase el impacto de la noticia. Estaba claro que Tom estaba buscando algún tipo de venganza, y de repente (Tu nombre) sintió que se encontraba en una posición muy vulnerable.

.
—Ni siquiera tienes tus acciones, ¿verdad?

Desconfiada, ella negó con la cabeza.

—Por lo que parece, apenas habías enterrado a tus padres y ya las habías vendido.

Ella se quedó boquiabierta por la crueldad de aquellas palabras. No había pasado tal como él insinuaba. En realidad, se las había cedido a Alexei; éste las había vendido y le había pasado a (Tu nombre) la pequeña suma de dinero que necesitaba para comenzar su negocio. Ella rechazó el resto, ya que su tío lo necesitaba más.

Llena de rabia por ese comentario tan injusto, ella se inclinó hacia delante, sin advertir qué dejaba al descubierto una tentadora vista de su escote.

—Lo que hice o dejé de hacer con mis acciones no es asunto tuyo, Tom.

Él hizo un gesto despreciativo, como si no le importara mucho, y (Tu nombre), impotente, sintió ganas de levantarse y darle una bofetada en la cara para quitarle ese aire de superioridad. Tenía toda la arrogancia de sus antepasados.

—El hecho es que tu tío ha venido a mí pidiéndome ayuda… un préstamo.

(Tu nombre) se echó contra el respaldo de su asiento. «Ay, Alexei, ¿qué has hecho?». Su tío nunca había sido el cerebro de la Compañía Naviera Demarchis. Lo había sido su padre, hasta que…

Su mente se dio de bruces con dolorosos recuerdos.

—Mira, Tom, ¿qué es lo que quieres? Todo esto no puede ser por lo que pasó hace años, ¿verdad?

—¿Por qué no, (Tu nombre)? ¿Acaso piensas que, después de todo, lo que hiciste no estuvo tan mal? ¿Qué el tiempo lo ha borrado? Intentaste seducirme, y cuando no lo conseguiste, en un ataque de despecho arremetiste contra mí. Impediste un matrimonio tú sola.

—Pero, Tom —se sentía al borde del pánico—, seguramente Ria te habría concedido el beneficio de la duda si se lo hubieras explicado. Estoy segura de que podrías haberla convencido de que aquello no significaba nada, que era algo intrascendente… —se vio obligada a detenerse un momento cuando el recuerdo se volvió demasiado doloroso—. Si te amaba…

Aquel comentario le dio donde más le dolía, un compartimento de su vida que había cerrado hacía mucho.

—¿Amor? Eres increíble. El amor nunca tuvo nada que ver con aquel compromiso, (Tu nombre). Se trataba de un matrimonio de conveniencia, de una fusión entre dos familias. No hace falta decir que la fusión se fue al garete tan pronto como perdieron la fe en mi capacidad para hacer el trabajo. Gracias a tus revelaciones chismosas —la cólera surgió de nuevo—. ¡Por Dios, (Tu nombre)!

Ella se quedó sin habla. Siempre había creído que él había estado enamorado de Ria. E incluso, aunque no había filtrado nada a la prensa, y tampoco tenía nada que ver con aquella maldita foto, siempre se había sentido culpable por intentar seducirlo cuando él sólo había aspirado a una amistad.

La patética debilidad que aún sentía por aquel hombre la sacaba de quicio. Abrió su boca, estuvo a punto de proclamar su inocencia, pero se detuvo. Eleni. Y no se trataba sólo de Eleni. Incluso si él supiera la verdad, (Tu nombre) era aún responsable a su manera. No podía decir nada. Enojada e impotente por el modo en como se encontraba atrapada, dejó su servilleta sobre la mesa, y se fue a levantar cuando él se lo impidió, sujetándola de la mano.

El tacto de aquella piel suave y cálida, el pulso acelerado, como el de un pajarillo atrapado, le dejó confuso durante un instante. Él tenía que recordar por qué estaba allí y esforzarse por mantener el control.

—No he terminado contigo, (Tu nombre). De hecho, no hemos hecho más que empezar.

Ella apartó la mano, sin preocuparle si la gente estaba mirando.

—No hay nada que empezar, Tom. Me voy.

—No, no lo harás —dijo con una voz baja pero mortífera—. Si te levantas, cargaré contigo, te sacaré de aquí a hombros y te llevaré hasta mi apartamento. No lo dudes. Así que podemos hacer esto aquí y ahora o provocar otro escándalo y dar a los paparazzi que están ahí fuera algo que fotografiar.

CHICAS.. aquí con un nuevo capi.. que espero les guste mucho.. les comento.. no se si pueda publicar en estos días ya que pedi unos días de vacaciones en mi trabajo para poder descansar antes de entrar nuevamente a los estudios -.- si puedo tratare de subirles algo =) ...
Y ya estoy esperando por subir el capi donde sale el plan que tiene Tom =/ ..

Cuídense
Las Quiero
Bye =D

3 comentarios:

  1. awww me encantoo un capitulo largo *.*
    esta conversacion estuvo muy interesantee..

    siguelaa Tamithaa.. sii porfa subeee muero por leer el plan de Tom aunq ya es obvio no?
    pero la reaccion de (tn) eso quiero leer.. xD

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  2. super....
    la fic esta de lujo... me muero de la curiosidad por saber cual es el plan de tom.. y el gran drama que seguro vendra despues de la venganza...
    sube pronto otro capitulo...

    seguire la fic hasta su final... ni loca me perderia de esta intrigante historia

    PD: lei todas tus anteriores fic... son geniales...

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  3. Tom anda muy intenso O.O
    ya me huelo como se quiere vengar.... siguela pronto me encanta!
    cuidate

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