viernes, 26 de julio de 2013

**Capitulo 7**


Dos días después, (Tu nombre) observó la luz parpadeante del interfono que indicaba el aviso de su secretaria personal.

—(Tu nombre), Tom Kaulitz está en la línea uno.

Le dio un brinco el corazón. De algún modo, había tratado de convencerse durante las cuarenta y ocho horas anteriores de que en realidad no lo había visto; de que había sido una especie de mal sueño. Intentó decir algo, pero fue incapaz. Haciendo un gran esfuerzo, consiguió liberarse de la inercia que la paralizaba y recuperar el control de su cuerpo.

—Gracias, Cécile. Pásamelo ahora —descolgó el teléfono, presionó el botón correspondiente y respiró hondo—. ¿Hola?

—(Tu nombre) —su voz sonó firme y enérgica.

—Tom —se maravilló de lo tranquila que parecía estar: la procesión iba por dentro. La traicionera llama del deseo que se había encendido al momento de encontrarse con él aún no se había apagado, y eso la asustaba. ¿Qué es lo que quería? (Tu nombre) giró sobre su silla sin prestar atención a la vista de París que se podía contemplar desde su ventana, en un tercer piso.

—¿Qué puedo hacer por ti, Tom? Estoy segura de que ésta no es una llamada social.

No era normal que el más poderoso magnate naviero del mundo llamara a su pequeña firma anglo-francesa de relaciones públicas.

El ligero acento de su voz acarició el oído de (Tu nombre).

—Fue toda una sorpresa verte la otra noche. ¿Cuánto tiempo ha pasado, cinco años?

—cuatro —su respuesta fue demasiado rápida y precipitada. Agarró el teléfono con más fuerza, confiando que él no lo hubiera notado. Lo que dijo a continuación pareció tranquilizarla.

—Sentí mucho lo de tus padres.

Ella estaba cada vez más perpleja. El padre de (Tu nombre) lo había expulsado de su casa, la madre lo había abofeteado y él le había dicho que no quería volver a verla nunca más. Como si le hubiera leído el pensamiento, Tom añadió:

—A pesar de lo sucedido en el pasado, (Tu nombre), sentí mucho sus muertes.

El impacto que le produjo a (Tu nombre) oír su voz estaba remitiendo.

—Bueno… gracias. ¿Qué… qué puedo hacer por ti, Tom? —repitió ella.

Durante un largo momento, se quedó callado. Ella estaba a punto de volver a repetir la pregunta cuando él, con una tranquilidad impresionante, respondió:

—Quiero que cenes conmigo esta noche.

(Tu nombre) apartó un segundo el teléfono del oído y lo miró, asombrada. Estaba segura de que Tom quería algo. No era lógico que alguien como él quisiera cenar con ella. Era una persona que viajaba por todo el mundo en su jet privado, firmando contratos de miles de millones de dólares, que se reunía con jefes de estado y salía con lo que parecía una lista interminable de modelos y actrices, como Isabelle Zolanz. Estaba claro que alguien así no saldría a cenar con nadie a quien despreciara, especialmente si ese alguien había arruinado su oportunidad para tener un matrimonio feliz, e incluso, según contaban algunos, la posibilidad de una importante fusión empresarial con la compañía naviera de la familia de la novia, aunque ese detalle no podía confirmarlo. Cuando sucedió todo, (Tu nombre) había intentado mantenerse alejada de lo que la prensa decía sobre el escándalo, y en Inglaterra, al menos, el tema no había estado tan presente en las noticias.

—No sé por qué, pero en realidad creo que no quieres, Tom.

—En absoluto, (Tu nombre), sí que quiero. Me gustaría charlar contigo, ponernos al día después de todo este tiempo —repuso él, con extremada facilidad, como si hubiera anticipado la respuesta de (Tu nombre).

Ella se sintió algo mareada. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto. Estaba jugando con ella.

—Tom, no quiero salir a cenar. En su momento dijiste que no querías volverme a ver.

—Bueno, he cambiado de parecer.

—¿Por qué? —le preguntó en un tono casi suplicante.

—Digamos que me debes al menos esto, ¿no crees?

(Tu nombre) cerró los ojos. ¿Qué podía decir? Desesperada, pensó en cualquier excusa, pero como si él estuviera leyéndole el pensamiento, su envolvente voz se dejó oír al otro lado del hilo telefónico:

—Tuve una agradable conversación con tu ayudante. Fue de gran ayuda al informarme lo despejada que tenías la agenda esta noche.

(Tu nombre) maldijo en silencio a Cécile. Ya no podía contener esa parte de sí misma que se moría de curiosidad, que quería aceptar la invitación. No tenía ningún pretexto para rehusarla, y seguir luchando era invitarle a continuar una conversación que podría llevarlos donde ella no quería ir.

—Parece que no tengo elección —dijo con desgana—. Termino de trabajar hacia las seis de la tarde. ¿Cuándo te vendría bien?

—He reservado una mesa a las ocho en el Hotel Crillon, en la Plaza de la Concordia. ¿Te recojo… o envío a mi chófer?

(Tu nombre) pensó en su pequeño piso en el barrio de Marais y se apresuró a responder:

—No, no hay necesidad. Nos encontramos allí.

—Como quieras. A las ocho, entonces. Te esperaré en el bar.



Tom colgó el teléfono. Vestido con unos pantalones y una camisa italianos hechos a medida, se acercó a la ventana de su despacho y metió las manos dentro de los bolsillos. Aquello tensó la tela de los pantalones, marcando sus glúteos. Otro tanto hacía la camisa con sus anchas espaldas. Su impresionante y masculina silueta se recortaba contra la ventana. Pensó en la otra noche, aún vivas las secuelas del encuentro con (Tu nombre). Recordaba la impresión que le produjo descubrir cómo había cambiado, y también el deseo que recorrió todo su cuerpo al verla; un deseo renovado con sólo escuchar su voz al teléfono.

Había sido más difícil de lo que pensaba librarse de Isabelle. Probablemente ella había fantaseado con la posibilidad del matrimonio. Le llevó dos noches, más joyas y una cena en el mejor restaurante de la ciudad. Todo el mundo, tarde o temprano, lo había traicionado. Incluso su propia familia. Pero nunca se lo hubiera imaginado de (Tu nombre). Ella lo había arrojado de su casa, le había arruinado la boda y dejado su nombre a la altura del betún. Al usar su dirección de correo electrónico para enviar la foto y la historia, no había duda de que Kallie quería mofarse de él. E incluso tuvo la desfachatez de revelar al periódico detalles tan íntimos, que sólo ella podía conocer, pues era la única persona a quien se los había confiado. Una severa mueca se dibujó en su rostro. Los buitres que ya habían olido una posible debilidad a la muerte de su padre habían estado rondando durante mucho tiempo, y casi lo consiguieron. Tenía que reconocer que, cuando él le contó aquellas cosas, dos años antes del episodio que supuso el escándalo, su padre aún no había muerto y ella sólo tenía dieciocho años. En aquel entonces, él todavía no había visto sus sueños destrozados por la dura realidad ni por haber sido tan abierto y confiado. El hecho de que ella hubiera guardado las conversaciones que mantuvieron como amigos para usarlas de esa forma le revolvió el estómago. Aquel periodo supuso un punto de inflexión en su vida; y no volvió a permitir que nadie se le acercara tanto. Desde entonces, funcionaba por su cuenta y no necesitaba a nadie.

Dio un puñetazo en la pared. ¿Cómo podía ella haber cambiado tanto de esa manera en tan sólo dos años? Cerró los ojos y se hizo las mismas preguntas una y otra vez. La cuestión era clara: había sido traicionado. No había significado otra cosa para los demás que un medio de ganar dinero. Cuando aquel día volvió las espaldas a (Tu nombre), también lo hizo a muchas otras cosas.

«¡Basta!», se dijo. (Tu nombre) Demarchis estaba a punto de averiguar lo que significaba cruzarse en el camino de Tom Kaulitz. Había llegado el momento de que sufriera en sus carnes lo que él había padecido.
 
 

Chicas... ahora sabrán lo que querrá Tom u.u .. espero les guste el capi....y si no puedo hoy subir capi en mi otra ficc subiré el lunes ...

Las Quiero
Bye =D

3 comentarios:

  1. wow !!! justo termine de leer la fic WOW !!! que historia !!! ni se que decir *-* espero con ancias los demas caps <3

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  2. oh oh no Tom no le hagas eso a TN!!! estare esperando capi en tus dos fic para cuando puedas :)
    cuidate hasta luego

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  3. Tom quiere vengarzee!! >.<
    muero por leer esa cena.

    Siguelaaa yo queria leer en tu otra fic.. Pero ni modos hasta el lunes.. Cuidate bye xD

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