(Tu nombre), lo miró, anonadada.
Estaba en completo estado de shock.
—¿Cómo?
—Sí, (Tu nombre), ha llegado el
momento de que pagues por lo que hiciste hace cuatro años. ¿Creías que nunca te
pasaría factura? Reconozco que no lo tenía planeado; me hacía feliz pensar que
nunca nos volveríamos a ver, pero al encontrarnos la otra noche… —una mueca se
dibujó en su rostro; buscaba las palabras adecuadas—, eso y una desafortunada
serie de circunstancias a las que debo hacer frente… en fin, todo esto ha sido
puramente fortuito.
Una pesadilla. Estaba viviendo una
pesadilla, no podía ser otra cosa. La mente de (Tu nombre) se desprendió de
todo. Miraba a su alrededor, aturdida, y no podía ver más que parejas cenando.
Parecían de verdad. De repente volvió a la realidad: alguien la llamaba por su
nombre.
—Toma, bébete esto.
Desde el otro lado de la mesa, Tom le
ofrecía una copa llena de un líquido de color ámbar oscuro que había pedido
tras la cena. Ella negó violentamente con la cabeza y le apartó la mano.
Él la miró. Su voz sonaba
insoportablemente dura.
—¿Se puede saber qué es lo que te
pasa?
Ella sacudió la cabeza, ignorando su
pregunta.
—¿Por qué demonios quieres casarte
conmigo, Tom? No lo entiendo.
Él dejó su copa en la mesa y sonrió de
forma algo siniestra.
—No te preocupes, (Tu nombre), no es
que quiera casarme contigo. Cuando mi tío Dimitri murió, me dejó su parte de la
Naviera Kaulitz. Es la única que todavía escapaba a mi control.
Ella lo miró, aún conmocionada.
—Era algo de esperar. Nunca ocultó que
deseaba que yo la heredase.
Ella asintió vagamente, incapaz de
articular palabra.
—Pero su testamento albergaba una
sorpresa. Dimitri tenía bastante sentido del humor, y él sabía lo que yo
pensaba acerca del matrimonio —imperturbable, respondió a la mirada que (Tu
nombre) le había dirigido sin ni siquiera darse cuenta—. Nunca lo haría por
propia voluntad. No ha nacido la mujer con la que quiera casarme.
Una punzada de dolor atravesó el
corazón de (Tu nombre). Pero Tom era ajeno a los estragos que estaba causando
en su interior. ¿Acaso ella le había hecho algo parecido?
Él interrumpió sus pensamientos.
—En el testamento estipuló como
condición que debo casarme antes de los seis meses siguientes a su muerte si no
quiero perder su parte de la compañía —una mueca acompañó a sus palabras—. Es
como si mi tío supiera que ésta era la única forma de hacerme ceder ante su ridícula
visión romántica de la vida.
(Tu nombre) hizo un esfuerzo por
centrarse en el discurso de Tom para evitar así caer en un torbellino de
emociones.
—Pero ¿es que su parte de la compañía
era tan grande?
—No, pero se trata de una parte clave.
Como sabes, cuando mi padre murió me hice con el control del negocio.
(Tu nombre) sintió una inesperada
compasión al recordar el caos de aquella época. Pero Tom no apreciaría su
preocupación o interés, y menos aún su compasión. ¿Y cómo era capaz siquiera de
sentirse comprensiva?
—El testamento de Dimitris especifica
que, de no casarme en el plazo de seis meses, sus acciones serán para la Naviera
Stakis.
(Tu nombre) se quedó boquiabierta. Las
dos compañías, la Stakis y la Kaulitz, eran enemigas irreconciliables. Hasta
ella sabía eso. Tratos bajo cuerda, rumores de vínculos con el narcotráfico y
la prostitución ilegal… Stakis era la oveja negra del mundo de las compañías
navieras y el único emporio empresarial capaz de hacerse con la Naviera Kaulitz.
Si lo que decía Tom era cierto, y si él no se casaba, Stakis adquiriría aún más
poder.
Tom no podía evitar sentir placer ante
las expresiones que ponía (Tu nombre), ante su evidente comprensión del mundo
de donde él venía.
—Mi tío, en un intento de verme
felizmente casado, me ha colocado en una situación de suicidio profesional si
no contraigo matrimonio.
—Ya sé que no es un escenario ideal,
pero ¿de verdad es tan terrible lo que puede pasar si no te haces con la
herencia de Dimitris?
Él asintió con la cabeza.
—Las acciones que obraban en su poder
tienen una importancia estratégica en el mercado. Es la pieza que mantiene todo
el edificio en pie. Sin ellas, todo se podría venir abajo. Y él sabía lo
repugnantes que me parecen las prácticas de Constantine Stakis. Él ha estado
esperando una oportunidad como ésta durante años. El matrimonio parece un
precio pequeño para mantener el legado de mi familia intacto y evitar que
Stakis pueda causarnos daño.
Otra vez aquella palabra: matrimonio.
Su cerebro la rechazaba. (Tu nombre) negó con la cabeza.
—Imposible. No podría. No puedo.
Tom sintió una oleada de irritación y
rabia. ¿Por qué le contaba todo aquello? Contrariado, hizo un gesto con la
mano.
—Todo esto resulta innecesario. Ni
siquiera te mereces una explicación. Todo lo que necesitas saber es que el
destino de tu familia depende de mí, y el único modo de salvarlos es casándote
conmigo. En caso contrario, tu familia ya puede despedirse de su fortuna.
—Pero, eso es… absurdo… arcaico. Tú no
quieres tener nada que ver conmigo; me odias.
Él se volvió a inclinar hacia delante.
—El odio es la otra cara del amor, (Tu
nombre). Claro que no te odio —la recorrió con la mirada de tal manera que ella
lo pudo sentir en su piel—. Pero sí que te deseo.
Atónita, sintió un escalofrío. Los
ojos de él se habían oscurecido y había bajado ligeramente los párpados.
Parecía soñoliento.
¿Él la deseaba? ¿Por qué semejante
confesión le había producido a (Tu nombre) un sentimiento de excitación en todo
su cuerpo en lugar de dolor o de asco?
—Bueno, yo, desde luego, no te deseo, Tom,
así que sería algo no correspondido —tenía la espalda tan tensa, que le dolía.
Su propia voz le sonó artificial y manifiestamente poco sincera.
Antes de que ella pudiera apartarse
del peligro, él la volvió a tomar de la mano. (Tu nombre) sintió el latido
traicionero de la sangre entre sus piernas y las apretó con fuerza. Él, con la
mirada, estudió al detalle el cuerpo de ella, empezando por el rostro,
deteniéndose en el pulso acelerado de su cuello y terminando en el pecho, donde
una respiración rápida y entrecortada hacía poco por disimular su agitación.
Ante el hormigueo en sus pechos y la erección de los pezones, (Tu nombre)
suspiró por que él no se diera cuenta de la reacción.
Seguro de sí mismo, volvió a posar sus
ojos en los de ella.
—Una vez me deseaste, (Tu nombre), y
todavía me deseas. Si ahora mismo me levantara del asiento, diera la vuelta a
la mesa y te besara, no te resistirías.
La sola idea le dejó a (Tu nombre) la
boca seca.
—Tienes una opinión muy elevada de ti
mismo –dijo ella con escaso convencimiento, sabedora de que sus palabras no
tendrían el menor efecto.
No había nada que pudiera hacer para
parar lo que se le venía encima. Sin embargo, jugó una última baza.
—¡Isabelle Zolanz! ¿Cómo te vas a
casar conmigo si estás saliendo con ella? ¿Por qué no te casas con ella? Al fin
y al cabo sois pareja —algo se le revolvió en su interior al decir aquello, y
tuvo que disimular su reacción.
Él le soltó la mano y sacudió la suya
en un característico gesto griego de rechazo.
—Isabelle ya no forma parte de mi
vida.
A (Tu nombre) le sorprendió la
frialdad de su tono.
—No me pareció la otra noche que ella
lo supiera.
—Ahora ya lo sabe —repuso, zanjando
cualquier discusión al respecto.
(Tu nombre) pudo imaginarse lo brutal
que había sido y sintió lástima por la otra mujer.
Si no lo había hecho ya, tenía que
asumirlo. El joven que ella había conocido, la persona de quien había sido
amiga y confidente, había cambiado radicalmente. En su lugar había un
despiadado hombre de negocios, un verdadero macho dominante. Y ella tenía algo
que ver en aquella transformación. Nunca debió haberle abordado aquella noche.
Pero ya era tarde para arrepentirse y lamentar lo que pasó. Ya era demasiado
tarde.
Ella intentó razonar con él.
—No lo haré, Tom. Es una locura.
Siento lo que sucedió, de verdad lo siento. No fue mi intención.
«Mentirosa… Aquella noche fuiste a por
él».
Ella tragó saliva y reprimió sus
dolorosos pensamientos.
—No puedes castigarme por algo que
tuvo lugar cuando tenía veinte años.
—¿veinte años? —se rió amargamente—.
No eras ninguna ingenua, (Tu nombre). Recuerdo cómo eras con Giorgio… Tenías al
pobre chico besando por donde pisabas. Tenías casi los dieciocho, estabas a
punto de ir a la universidad, de convertirte en una persona adulta. Sabías
perfectamente lo que estabas haciendo —sacudió la mano en un gesto de
impaciencia—. Pero esto ya no tiene que ver con el pasado. De hecho, todo ese
asunto ha llegado a aburrirme. Tiene que ver con el presente. Todo lo que hace
el pasado es ofrecerme una pequeña posición de fuerza respecto a ti. Una
pequeña retribución, endulzada por un deseo muy intenso.
La invadió un sentimiento de tristeza.
Él estaba tan equivocado. Ella no había pensado en Giorgio desde hacía años.
Era otro amigo de sus primos, y lo único que había hecho era aprovecharse de su
insistencia para intentar, sin éxito, dar celos a Tom. Pero lo había hecho con
la inocencia e inconsciencia propias de una adolescente. Nunca le cupo la menor
duda de que Giorgio era lo bastante fuerte como para encajar su negativa; de
hecho, éste no tardó en buscar el consuelo de otra prima. ¿Acaso debía ser
castigada por cada pequeña falta?
Ella negó, taxativa, con la cabeza.
—No, no lo haré. No puedes obligarme —«por
favor», añadió para sí. Él no tenía ni idea del terrible castigo que supondría
para ella.
—Demasiado tarde. Ya lo tengo
decidido. Si no te casas conmigo, tu tío Alexis sufrirá las consecuencias. Por
cierto, ¿no tenía tres hijos estudiando en los Estados Unidos?
—¡Ya basta! —el pánico atenazaba su
voz—. Eres un sinvergüenza.
Él inclinó su cabeza.
—No, (Tu nombre), no lo soy. Debo
casarme cuanto antes, y tú has aparecido en el momento oportuno. Además, estás
sin compromiso y eres una mujer muy atractiva.
—¿Entonces es eso? ¿Sólo me quieres
porque satisfago tus estándares de perfección física?
Él dibujó una leve sonrisa.
—Distas mucho de la perfección física,
(Tu nombre), no te equivoques. Sin embargo, por alguna razón me siento más
atraído por ti de lo que me he sentido por ninguna mujer desde hace mucho
tiempo… Así que no creo que vaya a haber ningún problema en nuestra noche de
bodas cuando vengas a buscarme.
Chicas... capi rápido...espero les guste..
Las Quiero
Bye =D
Thomas O.O!!!!!
ResponderEliminarWow que directo !
ResponderEliminarAwwww mero con todo lo q le dice Tom..
ResponderEliminarEsta emocionantee!! Ay (tn) no te hagas de rogar bien q quieres 1313
Siguelaaa :D