Él se encogió de hombros
y tomó otro trago de la botella. (Tu nombre) se la arrebató por sorpresa y
bebió de ella antes de que él pudiera evitarlo. Tosió y escupió al sentir cómo
el alcohol le quemaba la garganta. Él le dio unas palmaditas en la espalda y la
ayudó a sentarse en la parte baja del muro, junto a él. Una sonrisa burlona se
dibujó en su rostro.
—¿Qué pensabas, que era
vino?
(Tu nombre) dejó escapar
algunas lágrimas, lo que por un momento la puso nerviosa.
—¿Qué era eso?
—Ouzo.
Sintió un
estremecimiento al darse cuenta de que estaban muy cerca el uno del otro. La
musculosa pierna de Tom estaba peligrosamente cerca de la suya. Él puso su
abrigo sobre los hombros de (Tu nombre), y ella tuvo que hacer un esfuerzo para
controlarse, para no cerrar los ojos e inhalar su olor hasta el fondo de los
pulmones. Sin moverse, permanecieron sentados en silencio durante unos largos
minutos. El ambiente parecía hacerse más denso alrededor de ellos, la tensión
aumentaba, y (Tu nombre) se preguntó, cada vez más agitada, qué podía decir,
cómo romper aquella atmósfera. Pero Tom se volvió de pronto hacia ella.
—(Tu nombre)… ¿por qué
has salido aquí fuera? Deberías regresar, está oscureciendo.
Ella lo miró con una
expresión de dolor.
—Yo, sólo… —balbuceó—.
No me importa sentarme aquí contigo.
Él dejó escapar una leve
protesta.
—Lo siento… no soy la
mejor compañía esta noche.
Ella puso una mano en su
brazo y lo miró.
—¿Quieres contarme lo
que te preocupa?
Él la estuvo observando
durante un buen rato, y a ella se le hizo un nudo en el estómago. Tom parecía
estar librando alguna lucha interior. Entonces sucedió. Tomó un mechón del pelo
de (Tu nombre) y dejó que se deslizara entre sus dedos. (Tu nombre) se quedó
sin respiración.
—El color de tu piel es
asombroso, ¿lo sabes?
(Tu nombre) hizo una
mueca; no sabía dónde meterse.
—Es horrible. Me
ruborizo con demasiada facilidad.
«Y estoy muy gorda»,
pensó. Cualquier inseguridad emergía a la superficie con demasiada facilidad.
Él negó con la cabeza.
—No, lo que pasa es que
tienes el color de tu madre. El típico rubor inglés.
—Mi padre dice que por
eso se enamoró de ella.
En ese momento algo pasó
por la cabeza de Tom, y éste soltó el pelo de (Tu nombre). El instante mágico
se había esfumado. Entonces ella supo que ella ya no tendría valor para
hacerlo. Debería haberlo dejado en paz para que luchase a solas con sus
demonios.
—Me vuelvo adentro.
Ella se incorporó, pero
dio un traspié. Los brazos de Tom acudieron en su ayuda, apresándola contra su
pecho para recuperar el equilibrio. Su deseo de marcharse se desvaneció en
aquel instante. Ella tenía las manos contra su poderoso pecho. Podía sentir los
latidos regulares. Su aroma la rodeó. Ella elevó los ojos para adentrar su
mirada en aquellas profundidades e impenetrables hasta abandonarse, incapaz de
disimular el flagrante deseo que manifestaban sus ojos. Se encontraba inmersa
en un mar de sensaciones tan intenso, que había perdido todo sentido de la
realidad, del espacio y del tiempo.
Levantó indecisa una
mano y con un dedo tembloroso dibujó el sensual contorno de la boca de Tom.
Podía sentir la respiración de él contra la palma de su mano.
—(Tu nombre), ¿qué
haces?
Lo miró directamente a
los ojos y por primera vez en su vida se sintió valiente, llena de algún tipo
de poder femenino desconocido e inexplorado. Sin ser consciente de cómo había
reunido el coraje, simplemente repuso:
—Esto —y se levantó,
cerró los ojos y presionó con sus cálidos y suaves labios los de él.
Al principio él se quedó
estático. (Tu nombre) sintió cómo algo se movía dentro de ella, un intenso y
doloroso deseo. Comenzó a albergar una esperanza: él no la apartaba, pero ¿la
besaría? Sus labios se movieron tentativamente contra los de él. Entonces, de
forma abrupta, su mundo entró en erupción. Él la apartó de un empujón, y (Tu
nombre), mareada por el alcohol, casi se cayó hacia atrás, pero los reflejos de
Tom reaccionaron a tiempo para sujetarla.
—¿Qué demonios crees que
estás haciendo?
Él la soltó y, de alguna
forma, (Tu nombre) se las arregló para guardar el equilibrio. Un chorro de
calor subió hasta su pecho para extenderse por todo su cuerpo, pidiendo a
gritos ser liberado.
Pero la forma en que Tom
la miraba, horrorizado, lleno de desprecio e incredulidad, la hizo sentirse muy
mal.
—Yo… te estaba besando —contestó,
vacilante.
—Ya lo sé, (Tu nombre),
no soy tonto —repuso, enojado.
—Lo siento —estaba
avergonzada—. No sé qué… —se tropezó, y él la sujetó por los hombros.
—No, (Tu nombre), dime
qué demonios ha pasado. ¿Por qué me besaste?
—Porque… —lo miró: estaba
tan hermoso bajo aquella luz crepuscular. Algo la quemaba en su interior,
disipando su vergüenza. Tenía que decírselo, y tenía que hacerlo en ese momento—.
Lo hice porque… —tragó saliva —te amo, Tom.
—¿Que tú qué? —él se
enderezó. Todo su cuerpo se puso en tensión.
—Yo… te amo.
Chicas jijij otro capi más... mmm las cosas están poniéndose peligrosas... espero les guste el capi ...
Las Quiero
Bye =)
O.O what?? Que le dira Tom! La quiere o por lo menos le gusta?? Ay tamara!! Me haz dejado con la duda D: eres mala u.u siguela!!! Esta interesante xD
ResponderEliminarO.o moriii!! Osea (tn) se atrevio pero xq Tom reacciono asii yo oense q le gustaba algoo!!
ResponderEliminarMe dejas en intrigaaaa.
Subeee yaaa Tamithaa :D q me desesperoo hahahahaha
Bye cuidate :P
woooooooooooooooooooooooooooow esta wow, no encuentro palabras para describir esque de verdad me fascino espero la sigas pronto :)
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