Ella miró hacia arriba,
y sus ojos se toparon con esa profundidad oscura e inconmensurable que le
resultaba familiar. Con aquel rostro indescriptiblemente hermoso; un rostro que
ella conocía bien, porque había permanecido vivido en su recuerdo. (Tu nombre)
se quedó con la boca abierta.
—Tom… —ni siquiera era
consciente de que había pronunciado aquel nombre en voz alta. Era como si
tuviera que decirlo para saber si lo que estaba viendo era real o sólo un
producto de su imaginación. Pero estaba claro que no demasiado real.
—¿Nos conocemos? —se
detuvo y, sorprendido, se giró del todo.
«¡Es ella! La mujer que
he visto antes en la sala», pensó. Pero él la conocía.
La observó con
detenimiento. (Tu nombre) hizo un esfuerzo por intentar marcharse.
—Lo siento —se dio media
vuelta y, justo cuando creía que podía respirar tranquila después de haberse
alejado unos pasos, sintió una fuerte presión en el brazo, y oyó una voz profunda,
llena de asombrada incredulidad:
—¿(Tu nombre) Demarchis?
Ella cerró los ojos. Lo
peor acababa de suceder. En ese momento deseó poder seguir caminando y alejarse
de allí. La terrible humillación que había sufrido en el pasado perduraba de
tal manera en su recuerdo que tuvo que abrir los ojos de nuevo para detener la
catarata de imágenes que inundaban su mente. Sin otra opción, finalmente se
giró hacia donde él estaba y lo miró.
—Sí —contestó, sin poder
descifrar aquel rostro masculino.
Él desvió su mirada de
la de ella para observarla nuevamente al detalle.
—Vaya, vaya, vaya. La
pequeña (Tu nombre) Demarchis. Cómo ha crecido —hablaba casi para sí—. Tus ojos
te delatan; son de un color peculiar, azul y verde. Aunque sólo por eso no creo
que te hubiera reconocido. Debes de haberte retocado algo. Si no recuerdo mal,
siempre te mostrabas insegura… pero desde luego ha merecido la pena.
Sólo cuando sus ojos se
posaron insolentes sobre sus pechos, (Tu nombre) resopló, indignada, aunque,
por otro lado, se sintió aliviada, ya que gracias a eso pudo salir del estado
de shock en que se encontraba. Finalmente se las arregló para librase de
la mano que le agarraba el brazo.
—¿Cómo te atreves? Claro
que no me he retocado nada. Lamento haberme topado contigo, créeme, y estoy
segura de que tú también estarás encantado de que me vaya.
—¿Y no sientes haber
arruinado mi compromiso hace años… o haber arrastrado mi nombre por toda la
prensa amarilla… o haberme humillado públicamente y haber conseguido que me
arrojaran de tu casa como si fuera un vulgar ladrón?
Era demasiado esperar
que pudiera haberlo olvidado. Sus mejillas se tiñeron de rubor.
Contra su voluntad, Tom
tuvo que contener la respiración. Era una mujer magnífica… ¿y cómo lo había
transportado de vuelta con tanta facilidad y rapidez a un tiempo que él creía
olvidado para siempre?
Tom se sintió
impresionado al estar cara a cara con la mujer que le había seducido hacía un
instante en aquel mismo salón, por la fuerza que desprendía su belleza vista de
cerca y, ahora, por el impacto de saber que ella era (Tu nombre) Demarchis, la
chica despechada que casi destrozó su vida. Sólo que ya no era una chica, sino
una mujer, una mujer muy sexy, una mujer que le estaba haciendo hervir la
sangre de deseo. Era una reacción química instantánea.
(Tu nombre) había
abierto la boca en ademán de hablar cuando de pronto apareció una rubia al lado
de Tom que le tomó del brazo en evidente indicación de propiedad. ¿Y quién
podía culparla? Incluso sin haberlo observado con detenimiento, no había
ninguna duda de que era de lejos el hombre más apuesto de cuantos se
encontraban allí. Un perfecto y poderoso espécimen de masculinidad, que
irradiaba energía sexual por todos los poros de su piel.
Había sido un joven
formidable, pero ahora era sencillamente irresistible. Los años habían dado
fuerza a su figura, añadiendo madurez a sus facciones, que ahora eran más duras
pero no menos atractivas. Poseía un encanto, un carisma sexual que sólo puede
dar la edad, la seguridad y la experiencia. Sin embargo, su cabello aún
conservaba su color negro, pero ahora mas claro, lo que tuvo un efecto
inquietante en (Tu nombre). La voz de la otra mujer la devolvió a la realidad.
—Cariño, ¿no vas a
presentarnos?
Tom no podía dejar de
observar a (Tu nombre). Una vez más había sido hipnotizado, hasta el punto de
ignorar todo lo demás. Él también podía ver que (Tu nombre) estaba confusa,
como si los dos hubieran olvidado que se encontraban en un lugar público,
rodeados de gente. Pero tenía que atender a Isabelle. (Tu nombre), no obstante,
se adelantó antes de que él pudiera decir nada, dirigiéndose en exclusiva a
Isabelle.
—Por favor, discúlpeme.
Estoy buscando a una persona y tengo que encontrarla antes de que se vaya. Fue…
un placer volver a verte, Tom —dicho lo cual se marchó y se perdió entre la
gente.
No le fue nada fácil
resistirse al deseo de ir tras ella. El agudo y punzante sentimiento de hastío
que Tom había sentido antes ya había desaparecido, como si le hubieran
insuflado la energía vital y el deseo que le faltaba. La clase de deseo que no
había sentido en mucho, mucho tiempo, el deseo elemental de realizarse por
completo. No podía creer que ella hubiese irrumpido de aquella manera en su
vida, como una jugosa y suculenta fruta.
No había pensado en ella
desde hacía años, y sólo de forma efímera se le había pasado por la cabeza tras
retomar la relación con su tío recientemente. De hecho, después de la
entrevista con Alexei, se alegró al creer que había superado todo aquello…
hasta ahora.
«(Tu nombre) Demarchis».
No podía dejar de repetir aquel nombre en su cabeza. ¿Cómo imaginar que sería
ella quien avivase las moribundas brasas de su deseo? ¿Cómo imaginar que
tendría la oportunidad de hacer algo para vengarse de aquel acto mezquino y
despreciable que protagonizó hacía cuatro años? Un acto cuyas consecuencias
fueron más vastas de lo previsible y por el cual nunca tuvo que rendir cuentas
a nadie. Curiosamente, y a pesar del tiempo transcurrido, le invadió un
renovado sentimiento de rencor e ira.
Esa rabia inicial
enseguida se transformó en energía. No podía haber sido más oportuno aquel
encuentro con (Tu nombre). Era el revulsivo que necesitaba. Tenía claro que, de
existir algo como el karma, tenía que parecerse a aquello. Estaba dispuesto a
no dejar pasar la oportunidad.
Chicas... aquí un nuevo capi =) jejeje por fin se reencontraron.. ahora van a tener que esperar para ver que querrá Tom con (Tu nombre).. espero les guste el capi.... tratare de subir capi en la otra ficc..
Las Quiero
Bye =)
wow!!! muy buena xD ... siguela amiga ... :D
ResponderEliminarAy q emocion!! Ya imagino q es lo q quiere Tom con (tn) :P hahahha
ResponderEliminarsigulaa esta hermosa la fic xD
me dejaste en completo suspenso!!!!! ya quiero saber que pasara!!!! ahhh que interesante se pone el asunto! :D
ResponderEliminarnos leemos bye