—Pareces cansada.
—Gracias —repuso (Tu
nombre) con sequedad, consciente de que él parecía resuelto y lleno de energía.
Se encontraban en la terraza de la parte de atrás de la casa, sentados a la
mesa de hierro forjado, que estaba cubierta con un mantel de lino blanco. Las
puertas de estilo francés del salón habían sido abiertas de par en par. (Tu
nombre) estaba segura de que Thea había insistido en servir la cena ahí fuera,
pensando más en el placer de Tom que en el de ella. Sin embargo, tenía que
admitir que era un lugar mágico. Estaba fascinada por las sombras que los
faroles chinos dibujaban en el suelo, por el brillo del agua en la piscina y
las luces de Atenas y de la Acrópolis brillando a lo lejos.
—Había olvidado lo
impresionante que era esta vista.
—Sí, es cierto.
La tensión le estaba
produciendo a (Tu nombre) dolor de cabeza. La escasa conversación durante la
cena había resultado forzada, y ella no quería ni imaginarse las expectativas
que Tom tendría para aquella noche. (Tu nombre) se levantó de la silla, que
sonó al ser arrastrada contra la piedra.
—Me voy a dormir. Ha sido
un día muy largo —dijo con una voz artificial.
Él la miro, y ella supo
que, si él se levantaba y la tomaba en sus brazos, no podría ofrecer ninguna
resistencia. Pero él se limitó a asentir con la cabeza, y ella sintió, de forma
repentina e irracional, una decepcionada frustración. Pasó caminando por su
lado y, justo cuando estaba alejándose, él la tomó de la muñeca. Su corazón dio
un respingo del susto y lo miró con recelo.
—(Tu nombre), aquella
puerta permanecerá abierta, no lo olvides —dijo con una voz dulce.
(Tu nombre) dio un tirón
para liberarse y se fue a toda prisa. Ella no pensaba tomar la iniciativa, no
todavía, pero deseaba que él diera algún paso.
Tom tomó el último sorbo
de vino con un movimiento casi salvaje. Aquella noche, sentado frente a (Tu
nombre), con la luz de los faroles y de la luna iluminándola, había tenido que
hacer un enorme esfuerzo para controlarse y no tocarla. Y a pesar de todo, él
había visto que sus ojos también expresaban innegablemente un deseo similar.
(Tu nombre) había bajado
a cenar vestida con unos pantalones cómodos y un sencillo suéter cuyo escote
dejaba entrever la desnudez de su cuerpo. ¿Por qué tenía que desearla tanto?
Era muy probable que, de haberla visto desde un principio al lado de su tío, no
la hubiera encontrado tan atractiva. Sabía que el ansia de venganza había
tenido su origen de aquel intenso deseo que había sentido a primera vista,
antes siquiera de haberla reconocido.
Desde luego, no era como
las otras mujeres a las que estaba acostumbrado. Con éstas las cosas eran
fáciles, como un baile cuyos pasos conocía a la perfección. Pero con (Tu
nombre) todo era diferente. De repente sacudió la cabeza. ¡Ya era suficiente!
No quería seguir dándole vueltas a ese asunto. Además, era lógico que después
de haber estado ausente de Atenas durante mucho tiempo, el regresar con (Tu
nombre) le despertase una mezcla de emociones vinculadas al pasado.
Se levantó con un
movimiento brusco y entró en la casa mientras intentaba apartar de su mente
aquellos pensamientos que le ponían nervioso. Se preguntó si no había sido un
idiota al permitirle decidir a ella cuándo se acostaría con él, pero se consoló
pensando que no tardaría en caer. Después de todo, ella tenía tan poca ganas de
que aquel matrimonio durase como él mismo. Y aparte de esa cuestión, ambos
experimentaban un deseo apasionado por el otro que tendría pronto que estallar.
A la mañana siguiente
cuando se despertó, (Tu nombre) tomó una ducha rápida, se vistió con una falda
lisa, una camiseta y unas sandalias y bajó a la cocina. Aquel lugar le traía
tantos buenos recuerdos, que se quedó ensimismada, por lo que, al entrar Thea,
se sobresaltó. Un escueto saludo fue todo. (Tu nombre) dio un suspiro y se fue
al comedor, ya que era obvio que su presencia no era bien recibida en la
cocina. Cuando Thea fue después del desayuno a recoger los platos, (Tu nombre)
le preguntó de manera informal por Tom, a quien todavía no había visto aquella
mañana. Thea le respondió que se había marchado y que se quedaría todo el día
en la oficina de Atenas.
(Tu nombre) se llevó un
gran disgusto. Un día entero sola en la finca, teniendo que aguantar el vacío
que le hacía Thea. Pero se repuso y se dijo con determinación que no echaría de
menos la compañía de Tom.
«Venga, sé honesta
contigo misma. Cuando está cerca de ti notas cómo vibra tu cuerpo, cómo tu
pensamiento se acelera. Nunca en tu vida te has sentido más despierta… ni
excitada».
Sin poderse quitar
aquella idea de la cabeza, (Tu nombre) volvió a explorar la finca de arriba a
bajo, aunque evitó a propósito acercarse al patio. No podía soportar la idea de
ver aquel lugar de nuevo, el lugar de su humillación original.
Y aunque podía pedir una
llave a Thea para ir a ver la casa de su abuela, sabía que no era el momento.
Se sentía demasiado vulnerable, temerosa de los recuerdos y los sentimientos
que pudieran despertarse en ella.
Aquella noche, Tom
regresó acalorado y sudoroso y algo contrariado consigo mismo por haberse ido a
Atenas. Una visita que hizo a su madre no mejoró para nada su estado de ánimo.
Ésta había estado tan distante y reservada como siempre. De hecho, ni siquiera
se había molestado en asistir a la boda. Su propia familia había dejado mucho
que desear. Tras asegurarse de que su madre tenía todo lo que necesitaba, se
marchó sin que apenas ella se diese cuenta.
Sus padres nunca se
habían preocupado verdaderamente ni de él ni de sus hermanas. Cuando nació diez
años después de la hija más joven, fruto de un descuido, sus padres sólo se
alegraron por el hecho de que al fin habían tenido un niño y, por tanto, un
auténtico heredero. Para cuando Tom era un adolescente todas sus hermanas ya
estaban casadas, aunque hacía tiempo que había superado la indiferencia de su
familia.
Mientras se dirigía de
vuelta hacia la finca en su todoterreno, se dio cuenta de que sus pensamientos
apuntaban nuevamente en una dirección: (Tu nombre). Sintió curiosidad por saber
qué habría hecho aquel día. Había ido a Atenas porque necesitaba espacio, pero,
curiosamente, se sintió un poco culpable.
El silencio y la tranquilidad
que se encontró al llegar le llenaron de calma. Fue de una habitación a otra.
No había rastro ni de Thea ni de (Tu nombre), así que al final bajó hasta la
piscina. Al principio le deslumbró el sol del atardecer, pero cuando se puso
las gafas oscuras vio a (Tu nombre) allí. De una forma inconsciente y
automática, su cuerpo se puso tenso y su respiración se aceleró. Ella llevaba
puesto un pantalón de chándal y un top ajustado, y estaba haciendo una serie de
movimientos orientada hacia el sol. A pesar de que él sabía que estaba haciendo
yoga, le pareció algo más misterioso y reverencial.
Con tan escasa ropa,
podía ver el cuerpo de (Tu nombre) en todo su esplendor. No era ni tan
exageradamente delgado ni tan fibroso como los cuerpos que él solía asociar a
la práctica del yoga. Tenía curvas y unos pechos bien torneados. Sus
movimientos eran controlados y tan gráciles, que le llamaron poderosamente la
atención. La contempló extasiado al ver cómo se ponía de pie, juntaba sus manos
al centro de su pecho e inclinaba la cabeza en un gesto universal de oración y
gracias. Parecía tan serena y llena de paz, que Tom sintió algo de envidia.
Luego ella se volvió y lo vio allí.
—¡Oh!
Él notó cómo el pecho de
(Tu nombre) se expandía y retraía después del esfuerzo realizado, y en ese
momento se alegró de tener los ojos tapados por las gafas de sol. Disimulaban
la mirada casi salvaje que ella había despertado nuevamente en él… la necesidad
de poseer, de devorar.
Ella recogió la toalla
que había estado usando a modo de colchoneta y se la puso por encima como si
quisiera ocultarse tras ella.
—Tom —su voz sonó
tranquila pero algo entrecortada, lo que no hizo sino aumentar su excitación.
Él se acercó hacia ella con las manos en los bolsillos, ocultando sus
irresistibles ojos. ¿Cuánto había visto? Ella odiaba la idea de que él hubiera
sido testigo de una escena que para ella era íntima y privada. Él, por su
parte, disfrutaba provocándole aquella evidente incomodidad.
Sus manos, metidas en el
fondo de los bolsillos, estiraban la tela del pantalón. Por un instante, como
por un acto reflejo, (Tu nombre) dirigió su mirada hacia esa zona, pero
enseguida la apartó. Ya era tarde: al darse cuenta del bulto, sus mejillas se
ruborizaron sin que pudiera hacer nada para evitarlo.
—¿Yoga? —dijo él,
levantando una ceja con expresión irónica—. Nunca lo hubiera imaginado.
—¿Por qué? —preguntó (Tu
nombre) con dulzura mientras se consumía bajo su mirada—. ¿No concuerda con el
concepto que tienes de mí como despiadada seductora?
Su gran cuerpo se quedó
totalmente inmóvil, y (Tu nombre) estuvo a punto de retroceder unos pasos. A
esas alturas debería haber aprendido a no provocarlo. Él se acercó, pero ella
no cedió terreno.
En ese preciso instante
se imaginó a (Tu nombre) desnuda, con aquel cuerpo flexible y exquisito debajo
del suyo, con sus piernas entrelazadas entorno a su espalda mientras él la
penetraba más y más profundamente…
—Para nada. En realidad,
todo lo contrario. Sin duda va a hacer que el tiempo que pasemos en el
dormitorio sea mucho más… entretenido —la desnudó con la mirada, y ella notó
que sus pezones se habían hinchado y estaban empujando contra la delgada tela
del top.
Apretó aún con más
fuerza la toalla contra su cuerpo y sintió cómo se deslizaba entre sus pechos
una gota de sudor. Se preguntó si él la habría visto.
Después de un largo
momento, Tom se hizo a un lado para dejar que (Tu nombre) fuera delante.
Venciendo su deseo de salir corriendo, entró en la casa, erguida, con la
espalda recta, y entonces reparó en el último comentario que él había
efectuado.
—¿Y qué se supone que
significa eso? ¿Que soy una chica de compañía?
Él se detuvo en seco,
sorprendido por la pregunta.
—Eso es. Me topaba a
menudo con tu nombre, (Tu nombre), y nunca fuera de las páginas de sociedad. De
hecho, me sorprende que no nos hayamos encontrado mucho antes sabiendo que
frecuentabas todo tipo de saraos y fiestas nocturnas con increíble regularidad.
A (Tu nombre) le hirvió
la sangre al escuchar ese reproche y pensar todo el tiempo y el esfuerzo que
tuvo que invertir para sacar adelante su negocio. Después de todas y cada una
de aquellas noches a las que él se refería, se levantaba sin falta a las seis
de la mañana para volver al trabajo, y lo hacía sin resaca, porque ni siquiera
bebía.
—Me sorprende, Tom, que
alguien que tiene unas ansias irrefrenables por dominar el mundo no sepa
reconocer a otro adicto al trabajo cuando lo ve —dijo, encogiéndose de hombros—.
Piensa lo que quieras, aunque en realidad me importa un comino.
«Mentirosa».
Aquellas palabras lo arrastraron
a lejanos lugares de la memoria, y sintió una inmediata necesidad de justificar
algo. En todo caso, ¿cómo podía pretender ser adicta al trabajo si lo que ella
llamaba trabajar era rodearse cada mañana de celebridades de segundo y tercer
orden hasta bien avanzada la madrugada? Siempre había sentido escaso aprecio
por la profesión de (Tu nombre), y él mismo hacía uso de su propio relaciones
públicas en contadas ocasiones. Lamentablemente, hoy en día se había convertido
en una profesión imprescindible dada la forma que tenían de trabajar los medios
de comunicación. Callado y con una expresión sombría, se puso frente a ella,
dando dos grandes zancadas.
—Esta noche cenamos
fuera —dijo él. La ira de (Tu nombre) se disipó enseguida.
—De acuerdo —cualquier
cosa antes que quedarse a solas con él en la finca. De hecho, sería aún mejor
si no lo veía en absoluto—. Ya sabes que no tenemos que salir a cenar juntos.
Si quieres, puedes salir tú. A mí no me importa quedarme aquí.
No la hizo caso; ni
siquiera se dio la vuelta.
—Nos marcharemos dentro
de unas dos horas.
En un gesto muy
infantil, ella le hizo burla con la lengua por la espalda, cosa que,
curiosamente, le hizo sentirse un poco mejor. A continuación, siguió a su
autoritario marido hacia la casa.
CHICAS espero les guste el capi...Las Quiero
Bye =D
Awww me encantaaa!! (:
ResponderEliminarMuero por saber quien sera q ceda primero.. Yo espero q ea Tom..
Dignidad (tn) dignidad porfavor.. Hahaha
Siguelaaa amo la fic xD
Bye cuidate
Me ha encantadooo dema
ResponderEliminarplisss sub pronto